sábado, 9 de junio de 2007

Introducción


El propósito de nuestro trabajo es dar a conocer quién fue este gran e importante personaje revolucionario dentro de la historia nacional Mexicana, y mostrar la trascendencia político social que provocó su ideología y motivación dentro de la sociedad agraria, destacando su relevancia en la guerra civil (s. XIX – XX).

Desarrollaremos a cabalidad el conflicto que sufría la clase agraria de aquellos años frente a la dictadura impuesta por el General Porfirio Díaz, luego por el gobierno de Francisco Ignacio Madero, finalizando con el mandato de Venustiano Carranza.

Uno de los jefes rebeldes que se lanzaron a la rebelión en ese entonces fue Emiliano Zapata.

La siguiente pregunta que nos permitirá enfocar nuestra investigación es: ¿De qué manera Zapata impuso los derechos de la sociedad agraria en México y cómo benefició esto a los ciudadanos?

Objetivo

-Saber de que manera Emiliano Zapata contribuyo en la Revolución Mexicana.

-Conocer las obras de este agitador y darnos cuenta cuán fueron importantes para la sociedad agraria.

-Ayudar a comprender como se produjo y desarrollo una parte de este problema interno (Revolución mexicana).

-Mostrar la participación activa de Zapata durante la sublevación.

Marco Teórico




Nuestra investigación se encuadra durante toda la Revolución Mexicana. El cual fue un movimiento armado, social y cultural que comenzó en 1910 (donde participo el caudillo del sur Emiliano zapata) al final de la dictadura del General Porfirio Díaz y que culminaría oficialmente en la promulgación de una nueva constitución siete años después, la Constitución de 1917. El movimiento tuvo gran impacto en los círculos obreros, agrarios y anarquistas. Puesto que la Constitución política de México fue la primera en el mundo en reconocer las garantías sociales y los derechos laborales colectivos.

1906 es un año clave para la historia de México, ya que en ese periodo comienzan organizarse las primeras sublevaciones promovidas por el PLM contra la dictadura de Porfirio Díaz. El 16 de septiembre de 1906 el PLM programó el inicio de la Revolución, sin embargo la sublevación fue descubierta por la policía porfirista y detectives norteamericanos, a pesar de que el levantamiento armado general fue postergado, ese año acontecieron sucesos que después fueron considerados precursores del levantamiento de 1910 como la huelga de Cananea en contra la "Cananea Consolidated Copper Company", el periódico Regeneración, La rebelión de Acayucan. Contra esta actitud de Reforma y de renovación, estaban los porfiristas, que no querían que las cosas comenzaran a cambiar. Pese a ello la agitación comenzó a crecer, y se sintió inquietud en muchos sitios. Los miembros del Partido Liberal Mexicano se valieron de actividades públicas y clandestinas, lo mismo editaban periódicos como Regeneración. Cuando en 1910, estalló la revolución armada, los componentes del Partido Liberal Mexicano actuaron en forma independiente, sobre todo en Baja California, territorio que los liberales tomaron con el apoyo de extranjeros socialistas y anarquistas afiliados al grupo Trabajadores Industriales del Mundo. Entre 1910 y 1913, las milicias del Partido Liberal tomaron varias poblaciones fronterizas del norte del país y actuaban en otros Estados del sur como Michoacán y Veracruz; pero fueron combatidos por los soldados federales -y luego por los maderistas- quienes los derrotaron finalmente con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos. El principal activista del Partido Liberal Mexicano, Ricardo Flores Magón, fue perseguido y aprehendido varias veces en los Estados Unidos desde 1906 hasta 1918, se le condujo a diversas cárceles y murió el 21 de noviembre de 1922 en suelo norteamericano. La agitación que sobrevino poco después, fue prácticamente incontenible. En resumen, el General Porfirio Díaz(como se muestra en la imagen), le expresó al periodista americano que, en su opinión, el
pueblo mexicano ya estaba apto para la democracia, y él prometía retirarse a la vida privada una vez que concluyese su período de gobierno en 1910: “He esperado con paciencia, dijo, el día en que el pueblo mexicano estuviera preparado para seleccionar y cambiar su gobierno en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, sin perjudicar el crédito nacional y sin estorbar el progreso del país. Creo que ese día ha llegado. Si en la República, agregó, llegase a surgir un partido de oposición, lo miraría como una bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollara poder, no para explotar, sino para dirigir, yo lo acogería, lo apoyaría, lo acogería y me consagraría a la inauguración feliz de un gobierno completamente demócrata…” La entrevista provocó muchas reacciones. Algunos pensaron que el presidente habla así porque quería provocar una corriente favorable a su causa que le permitiera seguir en el poder.

En esta época surgieron 2 grupos dispuestos a la lucha electoral: el Partido Nacional Antirreeleccionista y el Partido Democrático, con ciertas tendencias independientes, mientras otros, como el Partido Nacional Porfirista y el Partido Científico optaron por reorganizarse para actuar mejor ante la inminencia de una campaña de carácter electoral.
Otra agrupación que también se desarrolló con cierta amplitud, fue el
Partido Reyista. En mayo de 1909 estaba funcionando el centro Antirreeleccionista en cuyas filas se hallaban personas que poco más tarde iban a tener una importante participación política, como fueron, entre otros, Francisco I. Madero, Emilio Vázquez Gómez, Toribio Esquibel. Posteriormente se resolvió presentar como candidato a la Presidencia de la República a Francisco I. Madero (foto lateral), y como candidato a la Vicepresidencia a Francisco Vázquez Gómez. Al mismo tiempo que se lanzaba esa fórmula de Madero-Vázquez Gómez, los convencionistas elaboraron un programa que iba a servir como bandera de lucha. La campaña, en consecuencia, no tuvo sino dos rivales, el Partido Antirreeleccionista y el Partido Reeleccionista o Científico.


En su calidad de candidato a la Presidencia de la República, Francisco I. Madero realizó una nueva gira política por diversos sitios, despertándose entusiasmo a favor de sus planteamientos de oposición al régimen de Porfirio Díaz, enfocadas a lograrlo no por la violencia, sino por la participación de los ciudadanos el día de las elecciones. El gobierno se alarmó a la vista de tal situación y decidió actuar aprehendiendo a Madero acusándolo de haber incurrido en delitos de ultrajes a la autoridad y de intento de rebeldía en Monterrey, conduciéndolo después a San Luís Potosí para que se siguiera el proceso correspondiente; su defensa logró que saliera libre. En este ambiente tenso, difícil, en el que la violencia política ya se dejaba sentir por ambas partes, tuvieron lugar las elecciones a mediados de 1910, que se efectuaron con todas las irregularidades que eran de suponerse para evitar que los antirreeleccionistas pudieran ganar. El Congreso conformado por Porfiristas, expresó que habían resultado triunfantes Porfirio Díaz y Ramón Corral y que ocuparían tales cargos en el periodo 1910-1914. Francisco I. Madero, consciente de la injusticia, se fugó se San Luís Potosí hacia San Antonio de Texas. y dispuesto a iniciar la lucha armada, proclamó allí el Plan de San Luis, de 5 de Octubre de 1910, en el que dijo: “Haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro ilegales las pasadas elecciones y quedando por tal motivo la República sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Presidencia de la República, mientras el pueblo designa conforme a la ley a sus gobernantes”. Acto seguido, señaló en el artículo 7 de dicho plan, “El 20 de Noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan”. El 20 de Noviembre, Madero atravesó el puente internacional para impulsar el movimiento revolucionario en Ciudad Porfirio Díaz (Piedras Negras), pero no tuvo éxito y le fue preciso regresar a territorio norteamericano. Esto parecía un completo fracaso pero en el curso de las semanas siguientes cambió el panorama y la revuelta comenzó a extenderse por muchos sitios a la par que se dejaba sentir, asimismo, la influencia de los Estados Unidos, que en la práctica favorecieron al maderismo al movilizar 20,000 soldados hacia la frontera mexicana para “mantener la neutralidad”, y al disponer que varios barcos de guerra se dirigieran a puertos mexicanos del Golfo. Tales maniobras militares y navales fueron una presión para el gobierno porfirista. Entre los Jefes rebeldes que se lanzaron a la rebelión : en el noroeste, Álvaro Obregón encabezó la revuelta de los pequeña clase media campesina, en Chihuahua Francisco Villa encabezaba un regimiento formado por ganaderos; en Coahuila, Venustiano Carranza representaba a los hacendados; y en el estado de Morelos, Emiliano Zapata y sus tropas de indígenas reclamaban el reparto agrario. Díaz finalmente dimitió el 24 de mayo de 1911. Salió exiliado del país siete días más tarde, a bordo del vapor Ypiranga, con rumbo a Francia, donde murió y fue sepultado.

Francisco León de la Barra, en calidad de Presidente Interino, gobernó del 25 de mayo de 1911 al 6 de Noviembre del mismo año. el régimen de De la Barra tuvo dos misiones principales que consistieron en buscar la vuelta de la paz a la nación y convocar a elecciones para la designación de los nuevos Presidente y Vicepresidente de la República. A la Vista de los primeros comicios, varios partidos hicieron acto de presencia, pero de todos ellos fueron los que destacaron: el Antirreeleccionista, el Reyista y el Partido Nacional Católico. De hecho, no hubo más que un solo candidato a la República, Francisco I. Madero, y José María Pino Suárez para Vicepresidente. Ya en pleno ejercicio de sus funciones, los representantes de este último partido elaboraron varias iniciativas de ley para favorecer la reforma social, pero las circunstancias políticas impidieron que se les tomara en cuenta.

El Presidente Madero actuó del 6 de Noviembre de 1911 al 19 de Febrero de 1913. Aparentemente, con ese motivo, la revolución había llegado al poder; pero pronto se vio que la paz, el orden y la tranquilidad estaban lejos de haberse arraigado en el país. Grupos de insurrectos los había en Chiapas y en Oaxaca; en agosto apareció un brote rebelde en Yucatán; pero lo más grave fue que, sólo unos días después de que Francisco I. Madero se hizo cargo del poder, estalló en Morelos un levantamiento promovido por Emiliano Zapata, quién dio a conocer su Plan de Ayala, en la que acusaba a Madero de ser un dictador, de no cumplir los postulados revolucionarios y de cometer actos opuestos al pueblo. En ese Plan se pedía la devolución de las tierras a los pueblos y particulares a quienes se hubiera despojado; se demandaba la expropiación de la tercera parte de los latifundios para repartirse la tierra correspondiente, y se pedía, finalmente, la nacionalización de las propiedades de quienes se opusieron al mencionado Plan. Emiliano Zapata, que se había rebelado contra Porfirio Díaz, también siguió como rebelde durante el gobierno de De la Barra, y cuando este mandó tropas a someterlo, Francisco I. Madero, intervino para que los Zapatistas siguieran actuando. Al llegar Francisco I. Madero a la Presidencia, Zapata le exigió que expidiera una ley Agraria, pero Madero contestó que Emiliano Zapata debía rendirse primero y entregar las armas. Y eso precipitó la ruptura entre los dos. En el Plan de Ayala se reconocía como Jefe de la Revolución a Pascual Orozco, y si este no aceptaba, quedaría Emiliano Zapata en el puesto, como efectivamente sucedió. La lucha se presentó con gran violencia, y aun cuando se lanzaron varias campañas contra los Zapatistas, no se pudo acabar con ellos.

El Presidente Francisco I. Madero designó a Victoriano Huerta como comandante de la Plaza en sustitución de Lauro Villar, que había sido herido en los combates y además llamó de Cuernavaca a las tropas del General Felipe Ángeles que consideraba sitiar la ciudadela para ganar la batalla, Ángeles hubiera derrotado fácilmente la Ciudadela pero Victoriano Huerta se lo impidió. La lucha se extendió del 9 al 18 de febrero de 1913, y se conoce con el nombre de Decena Trágica, al final de la cual, Huerta abandonó sus deberes, se entendió con los sublevados mediante el Pacto de la Ciudadela, firmado en la embajada de los Estados Unidos, y aprehendió a Francisco I. Madero y a José María Pino Suárez, quienes se vieron obligados a presentar sus renuncias ante el Congreso. El nuevo presidente Victoriano huerta asumió el poder el 19 de febrero de 1913 al 15 de julio 1914. Fue reconocido por el congreso, La Suprema Corte De Justicia, los gobernadores de los Estados y el cuerpo diplomático. Sin embargo, el país entró pronto en una etapa de gran conmoción política, por que la rebelión se propagó en contra de Victoriano Huerta, bajo la acción del Gobernador coahuilense, Venustiano Carranza, quién, con otras personas, dio a conocer el Plan de Guadalupe de 26 de Marzo de 1913, por lo que se desconocía el gobierno Huertista. Carranza, quién ya estaba en actitud levantisca contra Francisco I. Madero; desconoció inicialmente a Victoriano Huerta, después lo reconoció como Presidente, pero no habiendo llegado a un entendimiento con éste, se lanzó a una lucha definitiva contra el. Se formó a un Ejército llamado “Constitucionalista” y Venustiano Carranza quedó como su Primer Jefe. Mientras tanto Huerta, de conformidad con el Pacto de la Ciudadela, formó un primer Gabinete con personajes destacados que le fueron impuestos. Huerta insistió entonces y aún después, en que su principal preocupación era la de que la nación se encauzase por los senderos de la paz, pero de hecho él mismo, por su política de fuerza y de atentados, estorbo el propósito y lo hizo impracticable. Y así fueron asesinados, el 19 de febrero, Gustavo Adolfo Madero y Adolfo Bassó Bertoliat; el 22 ocurrió lo mismo con Francisco I. Madero. Huerta se deshizo de su primer gabinete, y formó otro con elementos adictos a él. Y persuadido de que era inconveniente para su régimen convocar a elecciones presidenciales, las aplazó. Al fin se decidió a hacerlas, pero el nuevo Congreso las declaró nulas y Huerta continuó en el Poder. En el campo internacional EE.UU. no se decidía a reconocer al presidente Huerta, y mandaron a John Lind para indicarle cual era el punto de vista del gobierno norteamericano, pero el ministro de relaciones exteriores de la administración Huertista le indico en forma terminante que no tenía derecho a inmiscuirse en la política nacional.

Las tropas Rebeldes, dirigidas por el Primer Jefe, Venustiano Carranza(fotografía izquierda), se dividieron en tres porciones principales que fueron: el Ejército del Noreste, mandado por el General Pablo González Garza; EL Ejército del Norte, mandado por Francisco Villa; y el del Noroeste encabezado por Álvaro Obregón. Poco a poco las líneas de resistencia de los federales se fueron doblegando. González avanzó hasta ocupar Tampico y Monterrey, Villa causó las más serias derrotas a los federales al tomar a los gubernistas en Chihuahua, Coahuila y Zacatecas –con hechos de armas sangrientos encabezados por Rodolfo Fierro quién fue el principal culpable de éstos, sobre todo en las tomas de Torreón y Zacatecas-, y Álvaro Obregón que adelantó sus fuerzas por las costas del Pacífico, hasta ocupar Guadalajara a mediados de 1914. La lucha era fuertemente dramática en aquellas zonas, mientras que ardía el Sur con la Rebelión Zapatista.

En este ambiente de notable violencia, los gobiernos que formaron el grupo ABC –Argentina, Brasil y Chile- fueron invitados a servir como mediadores entre los rivales mexicano, y concurrieron para ello a las Conferencias de Niagara Falls, en las cuales los norteamericanos se convirtieron en los voceros de los Carrancistas y señalaron que era indispensable que Victoriano Huerta dejara el poder. En tales términos, Huerta, comprendiendo que su causa estaba perdida, renunció y quedó como presidente el Licenciado Francisco Carvajal, quién ostentó el cargo del 15 de Julio al 13 de agosto de 1914. El 15 de agosto de 1915, las primeras fuerzas revolucionarias ocuparon la Capital, y Obregón quedó como autoridad principal.

Desaparecido el régimen Huertista, quedaron triunfantes los elementos revolucionarios, pero no hubo entre ellos paz ni armonía pues entre Venustiano Carranza y Emiliano Zapata no hubo entendimiento, como tampoco lo hubo con Francisco Villa, puesto que Carranza le pedía a Zapata que lo reconociera como presidente y cesara la lucha, Zapata aceptaba siempre y cuando Carranza aceptara el Plan de Ayala, y Villa se encontraba en la misma situación pues estaba dispuesto a reconocer su autoridad siempre y cuando se acepte como objetivo principal del nuevo gobierno la repartición de tierras, pero nada se resuelve puesto que Carranza creía que los hacendados tenían derechos por las leyes y que a estos no era posible quitarles sus propiedades a quienes no tenían derecho, a pesar de no hacer nada ante los robos que los carrancistas hacían para hacerse hacendados revolucionarios. Venustiano Carranza entonces decide enviar a Álvaro Obregón a convencer a Francisco Villa, pero tratando Obregón de atacar a las tropas Villistas por un lado y lograr una alianza por el otro, es descubierto por Villa y este manda fusilarlo, pero Serrano y Raúl Madero evitan que Obregón sea fusilado aceptando las condiciones de Villa y firman un acuerdo, logrando escapar a Chihuahua y a medio camino Villa recibe un telegrama de Venustiano Carranza en donde éste rechaza el acuerdo, Villa persigue a Obregón pero ya no lo alcanza y rompe definitivamente con Carranza.

En esta situación algunos revolucionarios convocaron a una convención, en Octubre de 1914, para hallar una fórmula que conciliara los distintos intereses y evitara una ruptura peligrosa entre los triunfadores. Sus primeras secciones tuvieron lugar en la Capital y las posteriores y más importantes, pues englobaron a los 4 combatientes, fueron las que tuvieron lugar en Aguascalientes por lo que se conoce como Convención de Aguascalientes.
En la convención se decide invitar a los Zapatistas, con voz pero
sin voto, ahí se encuentran por fin zapatistas y villistas que descubrieron ahí sus similitudes. Pero los convencionistas no sólo obtuvieron el visto bueno de todos los demás pues la unión Villa-Zapata logra mayoría, sino que además convencen a algunos obregoncistas y carrancistas con lo que la división se ahondó al nombrarse por ellos Presidente a Eulalio Gutiérrez, un Villista, quién tomó el
cargo el 3 de Noviembre de 1914 y lo abandonó el 28 de mayo de
1915, en franca oposición a Carranza. Las tropas convencionistas obligaron a Venustiano Carranza a salir de la Capital y tomar el rumbo de Veracruz, en donde logró establecerse y aún disponer de tiempo para expedir unas leyes de particular importancia, como fueron, entre otras, la Ley de Relaciones Familiares, la Reforma del Municipio; la Ley de 6 de Enero de 1915, que promovía la reforma agraria; algunas de protección a obreros y otras. Gutiérrez dejó la Presidencia en pugna con Villa pues le negó toda ayuda a Emiliano Zapata y se pasó al bando obregoncista. Entre tanto, se hizo cargo de ella el General Roque González Garza -18 de enero de 1915 al 10 de junio del mismo año-, quién tuvo el apoyo de villistas y de zapatistas, pero se vio envuelto en multitud de problemas políticos, militares y de abastecimiento de alimento a la Ciudad de México, que sufrió una temporada de hambre por la carencia de bastimentos. Fue sucedido por el licenciado Francisco Lagos Cházaro -10 de Junio de 1915 a enero de 1916-, quién tuvo una autoridad más aparente que real, pues Zapata y Villa, aunque decían reconocerlo, de hecho actuaban por su propia cuenta. Las diferencias entre Villa y los carrancistas se agravaron cada vez más. La lucha tomó caracteres muy vivos cuando Carranza envió a la guerra contra Francisco Villa a Álvaro Obregón, y dentro de ella destacaron los combates en la región de Celaya (Batalla de Celaya) y León, en donde los villistas fueron deshechos por Álvaro Obregón que implementó nuevas técnicas inventadas en Europa, la “Guerra de Trincheras”. Vencidos los hombres de Villa. Reducido a Jefe de grupos poco numerosos, en Chihuahua, Villa se reorganizó y siguió dando guerra en ese estado como guerra de guerrillas. En Octubre de 1915, los Estados Unidos reconocieron como único gobierno al de Venustiano Carranza, pese a que, de acuerdo con las leyes mexicanas el legítimo era el de la Convención de Aguascalientes. Indignado por el reconocimiento, Villa, con 400 hombres atacó la población de Columbus, Nuevo México tomándola por unas horas y dio muerte a americanos.

Las Tropas Villistas al mando de Francisco Villa en ese tiempo recuperaron mucha parte de su ejército y volvieron a tomar Chihuahua exitosamente, aunque sólo por momentos.

Por ese entonces se convocó a un Congreso Constituyente en la Ciudad de Querétaro, al que concurrieron sólo Diputados carrancistas, por haberse excluido a todos sus enemigos o desafectos. Los integrantes del Congreso se aplicaron a elaborar una nueva Constitución Federal, que en cierto modo siguió muchos principios de la anterior, la de 1857, pero en no pocos artículos introdujo reformas, o estableció principios completamente nuevos, sobretodo en lo referente a la reforma agraria, que impulsó la distribución de la tierra, y en lo que ve a la protección de la clase obrera. Para frenar la carnicería, Venustiano Carranza, el gobernador del norteño estado de Coahuila, formó el Ejército Constitucionalista con miras a pacificar el país adoptando la mayor parte de las demandas sociales, esgrimidas por los rebeldes e integrándolas a una nueva Constitución de corte progresista.

Carranza logró plasmar la mayor parte de las demandas en el texto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, incluyendo parte del Plan de Ayala de Emiliano Zapata, pero su deseo de pacificar el país probó ser más fuerte que su habilidad para solucionar los problemas que habían dado origen a la violencia, así que uno a uno fue asesinando a los rebeldes del movimiento. Zapata fue uno de los jefes revolucionarios más importantes, al tiempo que introdujo importantes reformas en Morelos. Posteriormente estas posturas lo opusieron al nuevo presidente (Venustiano Carranza). Éste logró eliminarlo mandándolo asesinar.

Marco Metodológico

Primero buscamos toda la información acerca de nuestro personaje histórico en las distintas páginas de Internet, encontrándonos con videos, fotografías, citas textuales que nos serían útiles en este trabajo. Pero nuestra investigación no se limito hasta ahí, al contrario, indagamos en libros relacionados a la historia de México, enciclopedias, ensayos, etc. Con el fin de obtener datos óptimos. Luego organizamos todo lo anteriormente recopilado, para una mejor comprensión del tema. Una vez ordenado los antecedentes proseguimos a desarrollar cada punto de la pauta de evaluación.

Hipotesis

Zapata logró los objetivos estipulados en el Plan Ayala, mediante su poder armamentista que supero todos los ataques, emboscadas de los distintos gobernantes anteriores, que no cumplían con los acuerdos que le habían prometido, como los siguientes mandatarios: Francisco Ignacio Madero, el cual no cumplió los postulados revolucionarios, luego el Presidente Venustiano Carranza que también se negó a brindarle apoyo puesto que consideraba que los hacendados tenían derechos por las leyes y que a estos no era posible quitarles sus propiedades a quienes no tenían derecho, finalmente se convocó a un Congreso constituyente en la ciudad de Querétaro, al que concurrieron solamente Diputados Carrancistas, Los integrantes del Congreso elaboraron una nueva Constitución Federal, que logró plasmar la mayor parte de las demandas del revolucionario Zapata.
La sociedad agraria fue beneficiada mediante la devolució
n y reparto de sus tierras que anteriormente les habían sido arrebatadas.


Biografía

EMILIANO ZAPATA SALAZAR.
Nació en Anenecuilco, el 8
de agosto de 1879. Hijo de Gabriel Zapata y Cleofas Salazar. La familia Zapata Salazar se mantenía precariamente de la venta y compra de animales, y de la producción raquítica de sus estériles tierras. Anenecuilco, dividido en dos por el río del mismo nombre, cobijaba dos historias diferentes, la de las tierras fértiles que beneficiaban a los propietarios de la hacienda del Hospital, y la de las estériles sobre las cuales se asentaba el caserío de Anenecuilco. Así, ante la pobreza de tierras de qué disponer, la familia Zapata diversificó sus actividades, encaminándolas a la pequeña ganadería. Los animales les permitieron autonomía de la hacienda azucarera vecina. Don Gabriel.

Zapata instruyó a sus hijos en las labores del campo y en las del ranchero criador de ganado; les enseñó que "para comer en la casa hay que sudar en el surco y el cerro, pero no en la hacienda". Por su parte, Emiliano Zapata recibía la educación primaría en la escuela de corte lancasteriana de la población. A los 16 años perdió a su madre y 11 meses más tarde, a su padre. El patrimonio que heredó fue reducido, pero suficiente para no tener que prestar sus servicios como peón en alguna de las ricas haciendas que rodeaban Anenecuilco.

Su máximo interés lo ocupaban los caballos. Fue un gran conocedor de estos animales y se le consideraba una autoridad en la materia. De 1902 a 1905 participó auxiliando a la comisión del pueblo de Yautepec que tenía problemas con la hacienda Atlihuayán, propiedad de Pablo Escandón; los acompañó en sus viajes a la ciudad de México, donde acudían ante las diferentes instancias para pedir se les hiciera justicia.

El 15 de abril de 1906, los
habitantes de Anenecuilco enviaron un escrito al gobernador del estado, Manuel Alarcón, planteándole sus problemas de tierra; éste convocó una reunión ante el jefe político de Cuautla, a la que asistieron el administrador de la hacienda del Hospital, representantes del pueblo de Villa de Ayala y de Anenecuilco, entre los que se encontraba Emiliano Zapata. En la reunión no se llegó a ninguna solución.

En 1909, al llevarse a cabo las elecciones para gobernador del estado, Emiliano participó apoyando al candidato independiente, Patricio Leyva, quien se enfrentó al candidato oficialista Pablo Escandón, quien finalmente ganó las elecciones.
El 12 de septiembre de ese año, en una asamblea realizada en Anenecuilco, fue elegido representante de su pueblo para seguir la lucha por la restitución de tierras. Al terminar la junta, los hombres más viejos de la comunidad lo llamaron y le hicieron entrega de los documentos de la comunidad.

El 11 de febrero
de 1910 fue enrolado por sorteo en el 9º (Noveno) Regimiento del ejército con sede en Cuernavaca. El 18 de marzo fue dado de baja por influencias del dueño de la hacienda de Tenextepango, Ignacio de la Torre y Mier, quién además se lo llevó como caballerango a la ciudad de México. Emiliano no duró mucho en este puesto y decidió regresar a su pueblo.

A mediados de ese año, ante la indiferencia del gobierno por resolver los problemas de tierras de la comunidad, repartió las tierras del llano de Huajar, que los de Villa de Ayala ya iban a sembrar con el permiso de la hacienda del Hospital. A fines de año volvió a repartir tierras en Anenecuilco, Villa de Ayala y Moyotepec.

Emiliano no participó de manera act
iva en la campaña presidencial de Francisco I. Madero, pero cuando éste promulgó el Plan de San Luís, en cuyo contenido se manifestaba la restitución de tierras a las comunidades despojadas, inmediatamente se aprestó a apoyarlo.

Participó en una reunión secreta a la que acudieron Pablo Torres Bu
rgos, Margarito Martínez, Catarino Perdomo y Gabriel Tepepa, entre otros. Ahí decidieron enviar a Pablo Torres Burgos a San Antonio, Texas, para que se entrevistara con Madero y le pidiera instrucciones sobre los pasos a seguir. A su regreso trajo las instrucciones de nombrar a Patricio Leyva líder del movimiento y, en caso de no aceptar, el propio Torres asumiría el nombramiento.

Se proclamaron en rebelión el 10 de m
arzo de 1911 en Villa de Ayala, y formaron la primera guerrilla con 70 hombres, entre los cuales estaban Rafael Merino, Próculo Capistrán, Catarino Perdomo, Manuel Rojas, Juan Sánchez, Cristóbal Gutiérrez, Julio Díaz, Zacarías y Refugio Torres, Jesús Becerra, Viviano Cortés, Maurilio Mejía, Serafín Plascencia y Celestino Benítez. Días más tarde tomaron Jojutla; después fueron asesinados Pablo Torres Burgos y sus hijos por las fuerzas federales que los combatían en los linderos de Villa de Ayala.

El 29 de marzo, Emiliano Zapata asumió el mando de las fuerzas maderistas y sus primeros hechos de armas fueron la toma de Axochiapan, el asalto a la hacienda de Chinameca, la toma de Jonacatepec en los primeros días de mayo y el sitio de la ciudad de Cuautla, entonces defendida por lo más selecto del ejército porfirista: el 5º (Quinto) Regimiento de Oro que comandaba el Coronel Eutiquio Munguía, así como el Cuerpo de Rurales al mando del Comandante Gil Villegas y la policía municipal. Estableció su cuartel general en Cuautlixco, desde donde dirigió el ataque a Cuautla; el 13 de mayo se inició el fuego y después de seis días de furiosos combates cayó la ciudad, último reducto porfirista, pues Cuernavaca había sido evacuada por sus defensores el 20 de mayo.

Nombró a Teófano Jiménez presidente del Concejo Municipal y a Frumencio Palacios como inspector de policía. Siete días más tarde, Porfirio Díaz se embarcaba en Veracruz en el Ipiranga para dirigirse a Europa. El 27 de mayo, Emiliano Zapata entró con cinco mil hombres a Cuernavaca, donde ya estaba con tropas del General Manuel D. Asúnsolo, y ordenó la reorganización de los servicios públicos.

El 2 de junio, de acuerdo con los Tratados de Ciudad Juárez y el gobierno federal, Juan Nepomuceno Carreón, gerente del Banco de Morelos, fue designado gobernador provisional del estado sin que Zapata estuviera de acuerdo. Esto hizo que el día 6 se trasladara a la ciudad de México con s
us principales jefes para entrevistarse con Madero, quien lo recibió en la estación Colonia y posteriormente en su casa de las calles de Berlín. Madero lo invitó a almorzar el día 8; a este desayuno asistieron Emilio Vázquez Gómez y Venustiano Carranza.

Madero y Zapata cambiaron impresiones, el primero pidió el desarme de las fuerzas zapatistas y el segundo la devolución de las tierras; el jefe de la Revolución le aseguró que iría a Morelos tan pronto le fuera posible. El 12 de junio inició su viaje al sur, en ferrocarril, acompañado de su esposa y una nutrida comitiva en la que venía el Ingeniero Tomás Ruiz de Velasco, defensor de los hacendados.

A su llegada a Cuernavaca, Zapata le preparó una gran
recepción y lo
acompañó
desde la estación hasta el Palacio de Cortés, donde lo recibió el gobernador Juan N. Carreón. Los hacendados de la entidad, al conocer la idea de Madero referente a nombrar otro gobernador del estado, según acordó con Zapata, tuvieron un gran disgusto y comenzaron una campaña de desprestigio a través de la prensa de la ciudad de México en contra del Caudillo del Sur, a quien hacían aparecer como un bandido y rebelde que debía desaparecer.

El Imparcial fue el más duro en sus ataques. Mientras Zapata iniciaba el licenciamiento de sus tropas y entregaba 3 500 armas, en la ciudad de México le lanzaban acusaciones de haberse levantado nuevamente en armas. Ante estos ataques, el 24 de junio se trasladó a la capital del país en compañía de su hermano Eufemio, de Abraham Martínez, jefe de su Estado Mayor, y de los hermanos Magaña, para
entrevistarse con Madero y
así informarle del
licenciamiento de tropas, y
pedirle que ambos fueran a hablar con el presidente Francisco León de la Barra.

El
día 24, Zapata le expuso su p
lan a Madero, y al día siguiente éste le informó que su entrevista con León de la Barra había sido satisfactoria y le pedía que regresara a Morelos a seguir licenciando sus tropas. Zapata le respondió que era urgente que procediera a restituir las tierras a los pueblos despojados, así como designar al nuevo gobernador estatal.

Por su parte, el gobernador Juan Carreón y el presidente de la República, Francisco León de la Barra, pusieron en marcha las elecciones para el Congreso local, y el 9 de agosto el presidente dirigió instrucciones al General Victoriano Huerta para que marchara al estado y terminara por la fuerza con el licenciamiento de las tropas zapatistas "porque no debían tratar con bandidos".

Al día siguiente Zapata envió a Madero su demanda por escrito pid
iendo respeto a la soberanía del estado; la separación del gobernador Carreón, por ser del Partido de los Científicos; que el gobernador suplente se designara de acuerdo con las aspiraciones del pueblo y con la aprobación de los principales jefes de su ejército; que las tropas federales no fueran las encargadas de la seguridad pública, y que estaba dispuesto a licenciar sus tropas, pero antes pedía se seleccionaran de entre ellos a los elementos para la seguridad pública.

Solicitó también que las autoridades y los empleados con quienes no estaban conformes los pueblos fueran designados conforme a la voluntad de los mismos. Dijo estar dispuesto a retirarse a la vida privada pero que antes deseaba la paz del pueblo.

Los latifundistas hicieron cada día más difícil la situación y el 17 de ese mes Zapata le dirigió a Madero otro mensaje en el que decía: "Causa mucha indignación en el pueblo y el ejército, el amago de las fuerzas federales que están en intención de ataque contra nosotros." También le escribió otra carta al presidente interino León de la Barra donde le decía: "La presencia de las fuerzas federales ha venido a trastornar el orden público. El pueblo se indigna más con la presencia y el amago"; en este texto le ruega que retire las fuerzas en bien de la patria y le ofrece que él conseguirá la paz en 24 horas. "El pueblo -dice- tiene entendido que un grupo de hacendados 'Científicos' ha provocado este conflicto."

M
adero, con el propósito de solucionar el conflicto, se trasladó a la ciudad de Cuautla el 18 de agosto por la mañana, acompañado de su Estado Mayor. Zapata lo esperó en la estación y al descender le dio efusivo abrazo. Se encaminaron a la plaza principal, donde Madero pronunció un discurso en el que reprobaba la campaña emprendida contra Zapata, y, ofreció que cumpliría las promesas hechas por la Revolución; mencionó que llevaba la calma y la tranquilidad y que no saldría de Morelos hasta que no estuvieran tranquilas las conciencias.

Al terminar el mitin ambos dirigentes sostuvieron prolongadas conferencias en el hotel Mora, después de lo cual Madero envió un mensaje al presidente interino León de la Barra, comunicándole que Zapata y sus principales jefes estaban conformes en aceptar al Ingeniero Eduardo Hay para que gobernara el estado; que igualmente aceptaban como jefe de armas al Teniente Coronel Raúl Madero, y que al día siguiente principiaría el licenciamiento de las fuerzas zapatistas.

Cuando todo parecía estar en calma, los terratenientes redoblaron esfuerzos para conseguir que León de la Barra enviara tropas a batir a Zapata, movilización que se inició el 19 de agosto. Después de cambiar impresiones en Yautepec, Madero y Zapata reanudaron el licenciamiento en esa ciudad, pero el día 21, ante la amenaza de las fue
rzas federales de Huerta, fue suspendido definitivamente.

Aunque el convenio era que las tropas no avanzarían, sino que se reconcentrarían en Cuernavaca y
Jonacatepec, el día 23 marcharon sobre Yautepec. Zapata preguntó a Madero dónde estaba la autoridad del jefe de la Revolución, y añadió: "acuérdese usted, señor Madero, que al pueblo no se le engaña y si usted no cumple sus compromisos, con las mismas armas que lo elevamos, lo derrocaremos".

Madero le contestó: "No, General Zapata, voy a México y, arreglaré todo. Esta actitud de Huerta ni yo mismo me la explico". "Se me hace que no va a haber más leyes que las muelles -respondió Zapata, mostrándole su 30-30-; mientras se siga desarmando a los elementos revolucionarios y se les dé apoyo a las fuerzas federales, la revolución y usted mismo están en peligro. Claro vemos que cada día se entrega usted más en manos de los enemigos de la revolución."

Eufemio Zapata sugirió la conveniencia de aprehender a Madero, añadiendo que estaba "muy tierno para jefe de la revolución, sería bueno quebrarlo". Emiliano respondió: "No, Eufemio, sería una grave responsabilidad para nosotros y no debemos cargar con ella". Entonces se dirigió a Madero diciéndole que se fuera a México. "y déjenos aquí, nosotros nos entenderemos con los federales, ya veremos cómo cumple usted cuando suba al poder".

Zapata se reconcentró en Villa de Ayala, y el 27 de ese mes lanzó un Manifiesto al Pueblo de Morelos, do
nde exponía la gravedad del problema. Como respuesta a esta proclama, el 29 de agosto el presidente León de la Barra celebró un Consejo de Ministros donde se acordó que Victoriano Huerta activara la persecución de Zapata hasta lograr su exterminio.

Huerta ocupó con sus fuerzas la plaza de Cuautla el 31 de agosto; el 12 de septiembre atacó la hacienda de Chinameca, donde se encontraba Zapata invitado a comer por el administrador de la hacienda. Tropas al mando de Federico Morales rodearon el lugar y en seguida se entabló nutrido tiroteo entre ambas fuerzas. Zapata pudo escapar dé esta trampa gracias al conocimiento que tenía de la zona y logró salir a pie entre los cañaverales que minutos después incendiaban los federales.

Después de esto,
Zapata tomó una actitud ofensiva y el 22 de octubre de ese año sus fuerzas ocuparon Topilejo, Tulyehualco, Nativitas y San Mateo en el valle de México, y la noche del 23 avanzaron sobre Milpa Alta. Estos ataques causaron alarma en la ciudad de México, y la Cámara de Diputados los consideró de importancia nacional.

En la sesión del 25 de
octubre de 1911, los
diputados José María
Lozano y Francisco M. Olaguíbel reconocieron que la actitud del Caudillo del Sur era reflejo de los anhelos del pueblo. En el pueblo de Ayoxustla, municipio de Huehuetlán el Chico, Zapata y Montaño redactaron el Plan de Ayala; posteriormente los coroneles Severiano Gutiérrez y Santiago Aguilar recorrieron los campamentos comunicando la orden de Zapata para una reconcentración en el pueblo de Ayoxustla, y el 28 de noviembre, ya reunidos, firmaron todos los jefes el histórico plan.

Se nombraron comisiones y tomaron el camino de Morelos, acampando en Ajuchitán y en el mineral de Huautla; allí Emiliano ordenó a Bonifacio García, Emigdio Marmolejo y Próculo Capistrán que invitaran al cura de Huautla para que fuese al campamento con una máquina de escribir. El sacerdote sacó las copias necesarias y le dijo a Zapata: "era lo que ustedes necesitaban".

De las copias a máquina, unas se enviaron a la ciudad de México y otras a los jefes revolucionarios que operaban en diversas regiones del país, como Pascual Orozco.
El Diario del Hogar de la ciudad de México lo reprodujo, previa consulta hecha al presidente Madero, quien opinó: "publíquenlo para que todos conozcan a ese loco de Zapata". En cumplimiento con los postulados del Plan de Ayala, el 30 de abril de 1912 Emiliano Zapata hizo el primer acto de reivindicación agraria en el pueblo de Ixcamilpa, Puebla

En enero de 1912, Madero nombró al General Juvencio Robles jefe de la campaña en la entidad, quien, hasta agosto incendió y devastó el estado. Madero, queriendo enmendar sus errores, nombró al General Felipe Ángeles en sustitución de Juvencio Robles. Después de la Decena Trágica que trajo como consecuencia el asesinato de Madero, Zapata giró instrucciones de batir a las fuerzas usurpadoras en cuantas ocasiones se presentara la oportunidad.

Huerta emprendió una campaña en el sur, tendente a que los jefes zapatistas reconocieran al gobierno implantado por el cuartelazo. Vázquez Gómez le escribió a Zapata en marzo de 1913, diciéndole que era conveniente la "cesación de la guerra". El Caudillo del Sur le respondió que la revolución que nació en el estado y proclamó el Plan de Ayala, se había propagado en varias entidades federativas con los ideales de Tierra y Libertad, y seguía luchando a costa de mayores sacrificios para hacer realidad los principios que sostenía.

Emiliano Zapata lanzó otro manifiesto a la nación el 20 de
octubre, donde justificaba su actitud rebelde y hacía un llamado a todos los mexicanos para que se unieran a la Revolución.

Este
llamado fue secundado por grupos como el de Maximiliano Castillo en Chihuahua, Calixto Contreras en Durango, los hermanos Saturnino y Cleofas Cedillo en San Luis Potosí, Eutimio Figueroa en Michoacán, Roberto Martínez y Martínez en Hidalgo, Honorato Teutle y Domingo Arenas en Tlaxcala, Marcial E. Hernández y Pancracio Martínez en Veracruz, Teodimiro Rey, Miguel Romero, Jerónimo Olarte, Miguel Salas y otros en Oaxaca. Con anterioridad ya operaban bajo la bandera del Plan de Ayala Je
sús H. Salgado, Encarnación Díaz, Baltazar Ocampo, Adrián Castrejón y J. Trinidad Deloya en el estado de Guerrero; Pedro Saavedra, Francisco V. Pacheco, Everardo González, Antonio Beltrán, Vicente Navarro, Valentín Reyes, Antonio Barona, Julián Primitivo y José Gallegos en el Estado de México; Eufemio Zapata, Francisco Mendoza, Dolores Damián Flores, Gabino Lozano, Marcelino Alamirra y Agustín Cortés en Puebla; Maurilio Mejía, Francisco Alarcón, Genovevo de la O, Zacarías y Refugio Torres, Felipe Neri, Amador Salazar y otros en la entidad morelense.

Las fuerzas zapatistas tomaron Chiautla, en el estado de Puebla; casi todo Guerrero, incluyendo Chilpancingo; todo Morelos con su capital, Cuernavaca; parte de Hidalgo incluyendo Pachuca; parte del Estado de México y el sur del Distrito Federal. El 14 de julio de 1914 se reunieron en San Pablo Oxtotepec, tomaron el acuerdo de ratificar el Plan de Ayala, nombraron a Emiliano Zapata jefe de la revolución, en sustitución del "ex general Pascual Orozco", y pidieron que las peticiones en materia agraria de dicho plan fueran elevadas a preceptos constitucionales. Victoriano Huerta renunció el 15 de julio y se nombró en su lugar a Francisco S. Carvajal.

Cuando se creía que la lucha iba a terminar, pues se esperaba que Carranza hiciera suyos los postulados del Plan de Ayala; después de ocupa
r la ciudad de México el 14 de agosto declaró que tenía 60 mil rifles para combatir a Zapata y que no permitiría su entrada en la capital por ser bandido sin bandera.

Manifestó además sus ideas antiagraristas y dijo "que la paz sólo se hacía con la sumisión incondicional de las fuerzas zapatistas a las constitucionalistas", y que no podía reconocer lo que los surianos habían "ofrecido" porque los hacendados tenían sus derechos sancionados por las leyes y no e
ra posible quitarles sus propiedades para darlas a quien no tenía derecho.

A pesar de esto, el 17 de agosto Zapata escribió a Carranza y le dijo que no debía temer por ninguna "cláusula del mencionado Plan de Ayala, sino que con todo desinterés y patriotismo dejara que la grandiosa obra d
el pueblo que sufre se realizara".

Más tarde trató de tener arreglos con el general carrancista Lucio Blanco, pero conforme al Plan de Ayala. Desde Milpa Alta lanzó un manifiesto Al Pueblo Mexicano, donde reiteró la posición del grupo suriano: que la Revolución no se había hecho para satisfacer intereses de una persona, de un grupo o de un partido, sino para cumplir fines más hondos y nobles; que se había lanzado a la revuelta no para conquistar ilusorios derechos políticos que no dan de comer, sino para procurarse un pedazo de tierra que habría de proporcionarle alimento y libertad, un hogar y un porvenir independiente; que no se conformaría con la abolición de la tienda de raya, si la explotación y el fraude continuaban bajo otras formas; ni con las libertades municipales, si no había base para la independencia económica y no se resolvía el problema agrario.

Venustiano Carranza envió a la entidad una comisión formada por el General Antonio I. Villareal, el Licenciado Luis Cabrera y Juan Sarabia, la cual conferenció el día 29 de agosto con el Gral. Emiliano Zapata, Manuel Palafox y Alfredo Serratos, por parte del Ejército Libertador del Sur. La comisión carrancista regresó a la ciudad de México con la propuesta de Emiliano Zapata de que Carranza hiciera suyos los postulados del Plan de Ayala, a lo que éste se negó.

Más tarde, con el objeto de acordar las reformas sociales, fijar la fecha de las elecciones, formular el programa de gobierno y discutir otros asuntos de interés nacional, Carranza convocó a sus gobernadores y generales a una Convención que se llevó a cabo en el recinto de la Cámara de Diputados de la ciudad de México el 1º (Primero) de octubre de 1914.

Cinco días después la Convención suspendió sus trabajos al reconocer el grave error cometido por haber menospreciado la participación de zapatistas y villistas. El 13 del mismo mes, a iniciativa del General Felipe Ángeles, la Convención acordó invitar a Emiliano Zapata para que asistiera o enviara representantes a participar en los trabajos.

El día 15 se designó una
comisión integrada por los
generales Felipe Ángeles,
Rafael Buelna y Calixto Contreras, los coroneles Guillermo Castillo Tapia y Antonio Galván, quienes se trasladaron a Cuernavaca, a fin de poner en manos del Caudillo del Sur la invitación dirigida a él -fechada el mismo día 15 y firmada

por el presidente de la Convención-.

El
General Zapata, deseoso de q
ue se hiciera la paz en
la República, así como
de que se implantaran los postulados contenidos en el Plan de Ayala, aceptó la invitación de los convencionistas y designó una comisión para que asistiera a la Convención, que ahora sería en Aguascalientes, con instrucciones precisas de luchar hasta conseguir que la asamblea hiciera suyos los principios sostenidos por el Ejército Libertador del Sur.

Los representantes zapatistas Paulino Martínez y Antonio Díaz Soto y Gama lograron que la Convención hiciera suyos los postulados del Plan de Ayala en su sesión del 28 de octubre.

En la del 30 de octubre la Convención acordó el "cese" de Carranza como Primer jefe, designando a Eulalio Gutiérrez como presidente provisional de la República. El 24 de noviembre por la noche se apoderaron de la capital de la República las fuerzas del
Ejército Libertador del Sur, al mando del General Antonio Barona, obligando al General Obregón a abandonarla.

El 27 llegó a la metrópoli el General Zapata acompañado de su hermano Eufemio, alojándose en un hotel muy cercano a la estación de San Lázaro. El viernes 4 de diciembre se reunieron por primera vez los generales Emiliano Zapata y Francisco Villa en Xochimilco, Distrito Federal, donde suscribieron un pacto por el cual se comprometieron a luchar juntos en contra de Carranza, y el día 6 de diciembre desfilaron por las principales calles capitalinas, al frente del Ejército Libertador del Sur y de la División del Norte, respectivamente.

Para dar cumplimiento a
lo dispuesto en los
artículos 6º (Sexto) y 7º
(Séptimo) del Plan de Ayala, el General Zapata creó las primeras Comisiones Agrarias, las cuales supervisaba a través del secretario de Agricultura y Colonización, el general zapatista Manuel Palafox; estableció el Crédito Agrícola; fundó la Caja Rural de Préstamos que funcionó con éxito en el estado de Morelos durante 1915 y 1916; reorganizó la industria azucarera, pues comprendía que era la única fuente de trabajo de que se podía disponer, por lo que puso en marcha los ingenios del Hospital y de Zacatepec a fines de 1914.

En julio de 1915 el gobierno de la Convención fue trasladado primero a la ciudad de Toluca; el 19 de octubre a Cuernavaca, donde fue reorganizado; días después partió a Jojutla, lugar donde se disolvió a principios de mayo de 1916. Antes se expidió una Ley Agraria con fecha de 22 de octubre de 1915, y el reglamento de esa ley el 18 de abril de 1916.

El General Zapata lanzó un Manifiesto al Pueblo Mexicano, en Quilamula el 10 de julio de 1916, donde hace responsable a Carranza de la Expedición Punitiva y llama a la unidad nacional para acabar con los traidores. En 1917, el ejército agrarista finalmente logró expulsar a las tropas carrancistas de los estados de Morelos y Guerrero, reinstalando :su cuartel general en Tlaltizapán, donde continuó trabajando por la implantación de los postulados del Plan de Ayala.

Para continuar manteniendo el orden de sus tropas, el General Emiliano Zapata redactó el 24 de febrero un documento en el cual nombró al Gral. Brig. Prudencio Casals R. inspector general de la zona dominada por las tropas revolucionarias, y en donde especificaba que todo individuo sorprendido en delito de robo, violación, allanamiento de morada o rapto con violencia sería juzgado en consejo sumario y pasado por las armas.

El 20 de abril publicó una Ley Orgánica Municipal, donde estableció que los municipios serían administrados por los ayuntamientos y los ayudantes electos popularmente; éstos no se mezclarían en la política y no serían reelectos. En circular número 2 de fecha 13 de abril de 1917, instruía a los ayuntamientos para dar un "impulso generoso tendiente a la educación de la niñez, que constituye la generación del mañana".

El 20 de mayo lanzó otro manifiesto donde decía que la caída del gobierno carrancista era una exigencia; reafirmaba la liberación de la tierra y, la emancipación del campesino, sin capataces ni amos. Calificó a los soldados carrancistas de aventureros sin escrúpulos ni conciencia, de no hombres sino furiosos adversarios sin bandera ni principios, que tenían como programa el pillaje y como ideales el saqueo y el botín.

El 18 de agosto de 1918, los carrancistas se apoderaron nuevamente de las plazas principales del estado, con Pablo González en Cuautla, quien dirigió encarnizada persecución contra el Caudillo del Sur y sus hombres. Las actividades militares en forma de guerrillas se redoblaron y gracias a eso los carrancistas no pudieron expulsar al jefe de la revolución agraria, quien trasladó su cuartel general a las estribaciones del Popocatépetl.

En ese año, el movimiento zapatista atravesó por graves circunstancias; no solo tuvo que enfrentar a las tropas de González, sino que en su círculo director se suscitaron algunas divisiones y disputas. Un año antes, el Profesor Otilio Montaño, primer ideólogo del zapatismo, fue acusado de traicionar la causa zapatista, por lo que fue fusilado.

En mayo de 1918 defeccionó Manuel Palafox, hombre clave de la facción revolucionaria del sur. Algunos jefes menores como Victoriano Bárcenas y sus hombres aceptaron la amnistía que les ofrecía el gobierno, e incluso llegaron a enfrentarse a sus ex compañeros de lucha.

Pero si bien es cierto que ocurrieron algunas separaciones de cierta importancia y que otros aceptaron la amnistía, el caso de Bárcenas fue excepcional, pues la mayoría de quienes aceptaron la rendición se fueron a sus casas y no se convirtieron en apóstatas, ya que siguieron prestando sus servicios al zapatismo de una manera silenciosa, como informantes o proveedores de alimentos.

En los cuadros superiores se logró una permanencia organizativa, y jefes vitales como Genovevo de la O, Ayaquica, Mendoza, Capistrán, Francisco Alarcón, Timoteo Sánchez, Pedro y Francisco Saavedra, Ceferino Ortega y Mejía, mostraron su fidelidad a la causa. No obstante su unidad y el apoyo que recibieron de las comunidades y poblados morelenses, el zapatismo perdió terreno, posiciones y hombres.

A pesar de su notoria debilidad, seguía siendo uno de los principales problemas del gobierno de Venustiano Carranza.

A principios de 1919 la
efervescencia política en
el país era evidente a causa de las elecciones presidenciales.
Hombres como el Gral. Pablo González; el Gral. Álvaro Obregón Salido, carismático y victorioso que para estas fechas había logrado doblegar al villismo y se perfilaba como la primera figura del Ejército Nacional, y los partidos políticos nacidos del carrancismo, buscaban consolidar sus posiciones.

Para algunas de estas facciones el zapatismo era un obstáculo. Se inició una serie de medidas para vincular el zapatismo con hombres disidentes del carrancismo, muchos de ellos en el exilio. Se realizaron contactos con grupos que apoyaban al General Obregón.

La insolencia política mayor de Emiliano Zapata al régimen carrancista la constituyó su carta abierta del 17 de marzo de 1919, en la que acusaba públicamente al Presidente de ser la causa de todos los males que sufría el país. El tono agrio y la crítica profunda de este documento exasperaron a Venustiano Carranza, quien reafirmó su decisión de aniquilar al movimiento del sur y a su caudillo.

El Primer Jefe Constitucionalista estaba dispuesto a darle una última lección al zapatismo, que se iniciaría con la muerte de su caudillo. Era opinión común en los círculos militares y políticos dominantes de México, que muerto Emiliano Zapata el zapatismo por añadidura sería sometido. Esta idea la compartían tanto el jefe del Ejecutivo como el General Pablo González, y a este propósito encaminaron sus esfuerzos. Ante la amenaza que Zapata suponía para el gobierno federal, el coronel Jesús Guajardo, que dirigía las operaciones gubernamentales contra él, traicionó y asesinó al líder agrarista tras atraerlo a un encuentro secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos la tarde del 10 de abril de 1919.

Las secuelas de la muerte del caudillo resultaron sorpresivas para quienes pensaban que muerto él la pacificación del estado sería inmediata. El zapatismo acéfalo se reorganizó y, si bien muchos hombres dejaron las armas, jefes como Genovevo de la O, Gabriel Mariaca, Francisco Mendoza y
Fortino Ayaquica hicieron público su afán de consumar los ideales por los que tantos años habían luchado y vengar la muerte de Zapata.



Contexto Histórico

Mientras Emiliano Zapata defendía los derechos de la sociedad agraria en contra de las autoridades Méxicanas, en su país y el mundo el contexto era el siguiente:

-Huelga en Cananea. México (1906)

- Movimiento Ateneo de la Juventud (1908)

-Revolución agraria en México (1910-1920)


-La Guerra Ruso-Japonesa(1904-1905)

-Revolución Rusa, domingo sangriento (1905)


-Cae la última dinastía China (1911)

-Ocurre la llamada Decena trágica que duró aproximadamente diez días (1914).

-Ocupación estadounidense de Veracruz (1914)


-El Estallido de la I Guerra Mundial (1914-1918), dentro de ésta:

· Ocurrió la Batalla de Dardanelos (1915-1916)



·
Guerra de las trincheras (1915-1917)



-Firma del tratado de Versalles (1919)


-Inicio de la ley Seca en EE.UU. (1919)

-Masacre de Amritsar en la india (1919)